Tercer disco de los pamplonicas El Sonido de la Metralla que no va a defraudar a los seguidores de esta gran banda de punk acelerado y político. Tampoco a los seguidores de El Trono de Judas, banda en la que militaron buena parte de los miembros del grupo y a la que homenajean en el vigésimoquinto aniversario de su creación con un tema titulado "Una del Trono". También recuerdo emocionado a un colega caído en la lucha, en esas cárceles de la "democracia" que siguen exterminando disidentes. Dientes apretados por la rabia, pero también mucha esperanza, muchas ganas de luchar, de no rendirse, de no cejar en el empeño de darle la vuelta a esto, que nadie dijo que fuera fácil. ">Todo ello contado con un ritmo trepidante, a través de un punk que apenas da respiro. El disco además ha logrado un sonido excelente, en donde se aprecian los detalles instrumentales, las curradas lineas de bajo, el ritmo loco de la batería y unas guitarras que en cada tema nos sorprenden con multitud de adornos, sólos, riffs..... Sin olvidar, faltaría más, la voz rabiosa y los constantes coros, encabronados, pero melódicos. En definitiva, un disco de punk directo y sin concesiones, pero lleno de matices que apreciar y disfrutar. Y es que El Sonido de la Metralla tienen ya un nivel muy alto. Tantos años en la carretera se notan y sabe más el diablo por viejo...El trabajo ha sido coproducido por lEl Sonido de la Metralla y distris/colectivos amigos de la escena anticomercial. Tales como ésta, nuestra humilde casa, DDT Banaketak/Diskak. Nos acompañan nuestros hermanos y hermanas de El Lokal, Kamilosetas Muskaria, Mal Mai, y Sorginkale. Distribuye DDT Banaketak.
Poner al trabajo doméstico, o mejor dicho el trabajo de reproducción de la fuerza de trabajo, en el lugar que corresponde significa vincular inmediatamente la opresión particular de las mujeres a su fundamento material: la reproducción capitalista. Se trata necesariamente de poner en cuestión la familia, la monogamia, la sexualidad y los cuidados, sin aislar todo esto del trabajo, el salario, el antagonismo social y el Estado. Esto nos da también una indicación para la lucha, donde la opresión y la explotación se encuentran indisolublemente vinculadas. No para hacer el trabajo doméstico más eficiente sino para asumir su condición de clase y de sexo. Para que no haya ni clases ni división sexual del trabajo. Luchar para ver más allá de las cuatro paredes de los hogares, pero también dentro de ellos.
El fundamento de la sociedad capitalista es la dictadura del valor en proceso y la utilidad de los objetos producidos son solo un medio, el llamado valor de uso es solo un soporte del valor de cambio, del valor valorizándose. Pero nada en ninguna parte posee naturalmente una cualidad tal como el valor. Esta es consecuencia del modo en que la sociedad organiza su producción. El valor y la mercancía, así como el dinero o el trabajo no son datos neutrales y transhistóricos, y mucho menos naturales y eternos, se trata de categorías básicas del capitalismo. Valorizar la vida no significa poner la vida en el centro sino, por el contrario, situarla en la balanza económica. Contenido: ▪ Presentación ▪ Mercancía y valor Las aventuras de la mercancía El valor contra la comunidad humana ▪ Acerca de los fundamentos lógicos e históricos de la sociedad capitalista ▪ El trabajo abstracto y el valor como abstracción real La crítica del valor en su dimensión cuantitativa y cualitativa ▪ La ley del valor ▪ Crítica a las críticas de la teoría marxiana del valor La utilidad marginal ¿qué tiene más valor, un diamante o una botella de agua? ▪ La valorización del valor: el plusvalor Explotación capitalista: salario, trabajo y fuerza de trabajo Las formas de la explotación: plusvalia absoluta y relativa Plusvalor y ganancia: iguales pero diferentes Crédito e interés "Minusvalías" Productividad y estandarización Renta de la tierra ▪ Contradicciones capitalistas La socialización privada de la producción capitalista La contradicción capital-trabajo El proletariado como contradicción Valorización/desvalorización▪ Notas sobre el capital ficticio Los límites del capital ficticio ▪ No hay política contra la dictadura del valor ¡Contra el estado! NOTA: disponibles números anteriores en catálogo de DDT.
Partiendo de la irrupción del movimiento obrero en la escena social y política de mediados del siglo XIX, en estas cinco apasionantes intervenciones José Antonio Fortes repasa la Comuna de París, su represión y el papel ideológico que a partir de entonces ha venido jugando la intelectualidad orgánica al propagar la animadversión ante cualquier conato de rebeldía proletaria; el invento de la llamada «literatura obrerista» y sus efectos; las fermosas coberturas con que la ideología ha venido ocultando o haciendo desaparecer las realidades concretas ?por ejemplo, sustituyendo los crímenes políticos por crímenes pasionales en la literatura?; la situación de los escritores en la mal llamada «Guerra Civil» y los servicios de clase que prestaron y aún siguen prestando al Capital; la diversificación de ese Capital por acción de una ideología que se materializa de distintas formas: llámense religión, urbanismo, tecnología, cultura, literatura?
Fortes aborda la realidad de las distintas clases sociales en relación con sus diferentes posiciones y situaciones de producción o explotación; realidades sociales, políticas, históricas, culturales? ¿Qué lugar ?de clase?ocupa el intelectual y qué servicio presta?, ¿cuál es su función ideológica? ¿Qué se ha querido hacer pasar por y en base a qué particulares intereses? ¿Qué se nos ha querido ocultar y por qué? ¿Qué textos han sido borrados del mapa? ¿Existieron ?o existen? otras literaturas frente a ?o en pugna con? la Literatura?? El resultado es una concepción sin contemplaciones ?«ya no es tiempo de contemplaciones»? de la función que cumple la ideología y más en concreto su residual sector de producción y marketing literario, la literatura y sus servidores, en la defensa y perpetuación del dominio capitalista, todavía hoy en medio de una de sus más salvajes orgías financieras.
Pietro Carta y Paolo Mannoni son de la misma quinta: 1899. El padre de Pietro está a cargo de las tierras del padre de Paolo, don Pasqualino Mannoni, de los Mannoni que se hicieron ricos con el pecorino. Viven en el pequeño pueblo de Lollove, en pleno corazón de Cerdeña, y juntos se crían al aire libre, bajo la estricta supervisión de Annica, la gobernanta. El señorito Paolo, frágil y dependiente, va a la escuela y se precia de enseñar a Pietro a leer y a escribir. Pietro, fuerte como una cría de muflón, presume de conocer todos los secretos de la naturaleza. En el continente ha estallado la Gran Guerra, y llega el día en que Paolo es llamado a filas y que Pietro, por un pacto entre familias, se ve obligado a alistarse también. Pero en el frente esos pactos de clase son papel mojado, igual que la brecha entre ricos y pobres.
Desde los albores de la era industrial, la mejor y casi única arma de los y las trabajadoras contra la explotación de su fuerza de trabajo ha sido la acción colectiva. Gracias a ella, a lo largo del último siglo y medio y en prácticamente toda la geografía del planeta se han repetido experiencias de ocupación de fábricas, constitución de consejos obreros y democratización de los centros de trabajo. Los colectivos que protagonizaron esas luchas no necesitaron grandes referencias previas; la ocupación de los medios de producción y su autogestión por parte de los trabajadores parece emerger como expresión genuina y directa de los intereses históricos y materiales de sus protagonistas.
A lo largo de este volumen documentaremos algunas de esas experiencias. Expondremos primero el debate teórico que las ha acompañado para sumergirnos enseguida en luchasdesarrolladas tanto en sociedades capitalistas como bajo formas de socialismo de Estado. Desde finales del siglo XIX hasta las primeras décadas del XXI recorreremos diferentes manifestaciones de un movimiento que hasta el momento apenas ha salido de las sombras. Nuestro objetivo es poner el foco sobre esos momentos de empoderamiento de los y las trabajadoras y revelar la importancia de las luchas obreras contra formas de control autocráticas o injustas impuestas, ya vengas impuestas por el capital, por empresas, por sindicatos tradicionales o incluso por partidos o burocracias estatales. Porque en última instancia, confiamos en que esas formas de lucha sirvan para alimentar el deseo de construcción de nuevas de democracia obrera.
¿Qué sucede cuando la violación no es un hecho aislado sino el producto de una estrategia planificada de control y aniquilación de una comunidad o una etnia? ¿Pueden los cuerpos racializados, migrantes, ubicados históricamente por debajo de la línea de lo humano, tener algún tipo de restitución legal en una Europa racista, colonial, capitalista y heteropatriarcal cuando son violados? ¿Qué sucede cuando la denuncia de una violación es utilizada para atacar a un colectivo por motivos raciales, como sucedió en Colonia recientemente? ¿Qué ocurre cuando ni siquiera puedes señalar a tu violador o vengarte de él? ¿Cómo modifica el análisis el hecho de que los cuerpos designados como violables sean también los de los hombres, como sucedió en la cárcel de Abu Ghraib? ¿Por qué las 43 niñas violadas y asesinadas en Guatemala apenas despertaron campañas de apoyo internacionales? ¿Hasta qué punto la cultura de la violación está inserta en nuestra cultura cristiana?
Los textos de Brigitte Vasallo, Úrsula Santa Cruz, Deyanira Schurjin y Ana Llurba plantean todas estas preguntas, pero también la certeza de que es necesario análisis mucho más profundos, capaces de matar de una vez por todas al colono racista y patriarcal que los blancos llevamos dentro.
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