Este comic zine gallego cumple 10 años y lo celebra editando en formato libro una selección de sus mejores chistes fáciles sobre punkis, maderos, costras, emos, modernxs, anarcxs y otras gentes de mal vivir… Fácil de leer sin parar hasta acabártelo, imposible no sentirte identificado con sus historias, este es el cómic zine perfecto para un día de esos en los que las neuronas no te dan para gran cosa o andas un poco depre. Lxs punks de diferente condición (desde straights, a punks kalimotxerxs, desde emos a crusties), interactúan entre ellxs o con otros personajes como sus madres, sus perros, lxs pijeras modernos... situaciones surrealistas y en ocasiones, por mentira que parezca, muy reales. Esperemos que dure por lo menos otros diez años.
Madrid, mediados del siglo XX. Durante el velatorio del cadáver de don Julio Reyes, un acomodado paterfamilias de la España campante tras la Guerra Civil, sus allegados rememoran episodios en torno a la vida del fallecido y a las suyas propias durante los años de la contienda y reconstruyen un retrato sucio y cruel de la sociedad biempensante que pretenden representar. Lo que aflora es una crónica de falsedades, humillaciones e hipocresías, narrada a borbotones por un coro de voces -entre el testimonio directo y el flujo de consciencia- y que tiene su contrapeso en el personaje de Sole, la criada de la casa, símbolo de todas las derrotadas y derrotados de la historia y auténtica protagonista de la novela.Publicada, sin apenas repercusión, en 1990 por la desaparecida editorial Tellus, esta nueva edición permitirá conocer una de las novelas que mejor han retratado la España de la posguerra y, de paso, a su autor, el escritor, compositor y traductor Pablo Sorozábal Serrano (1934-2007), autor de una extensa y casi desconocida obra musical, traductor al español de Kakfa o Theodore Fontane, crítico literario, fotógrafo, articulista, poeta, y novelista.«He vuelto a leer "Lloro por King Kong" veinte años después y ha vuelto a emocionarme. Olvidado en su cajón a la espera de esta edición, no ha envejecido ni un solo día, quizás porque España y los españoles seguimos viviendo en la estela o en el aura o en la radiación del dolor y la fealdad que describen sus páginas, y en la necesidad de reparación estética y política que ellas mismas reclaman. "Lloro por King Kong" es una larga ráfaga, una sostenida, a ratos jadeante, racha de viento que transporta, como hojarasca y basura, la historia de nuestros abuelos y nuestros padres, separados no por una guerra civil sino por una diferencia de clase que es, al mismo tiempo, una diferencia de "alma": dos "especies" enfrentadas, digamos, por su relación con la luz» (del prólogo de Santiago Alba Rico).
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