Consejos de guerra contra el clero vasco (1936-1944)
Referencia interna:
9788493885069
Formato:
Libros
Editorial:
Intxorta 1937
Genero:
Euskal Herria
Idioma:
castellano
Colacion:
525
Pais de edicion:
Elgeta (Gipuzkoa)
Fecha de entrada:
24-04-2017
Durante la guerra de 1936 los golpistas sometieron, hasta la humillación, a la iglesia vasca. En los primeros meses, mataron a 17 sacerdotes, de ellos varios cadáveres, todavía hoy, no han aparecido.
Por datos de archivos se sabe que unos 200 fueron encausados y juzgados en Consejos de Guerra. Las penas a los condenados van de condena a muerte a tres de ellos (conmutada). Cadena perpétua a quince, dos murieron en la cárcel Jon Izurategui el 30-XI-1938 en la cárcel de Dueñas, tenía 75 años de edad; y Félix de Lahuerta en Nanclares de la Oca 17-VIII-1938. Las penas fueron también de 20 años, 16,12, 10,etc.
Durante los años de condena en prisiones infames e insalubres, Dueso, Dueñas y Carmona, fueron sometidos a una reeducación nacional-católica-franquista que no aceptaron, aunque dos veces al día les forzaban a cantar los himnos fascistas de FET y de las JONS haciendo con el brazo el saludo fascista.
Sufrieron el abandono, el desprecio, la calumnia y la prohibición de celebrar la Misa por parte de la Jerarquía eclesiástica, con la única salvedad de la protección paternal del Obispo de Sevilla, el cardenal Segura, que posteriormente Franco forzaría su dimisión.
Prácticamente todos al salir de l cárcel eran desterrados. Al exilio huyeron cerca del millar, con seguridad más de 800, que buscaron refugio en 24 países: Francia y de allí a Inglaterra, Argentina, Chile, Cuba, EEUU, Nicaragua, Venezuela, Marruecos o Filipinas.
El delito principal: sus ideas o actividades a favor de la República, seguir la doctrina social de la Iglesia, o defender el nacionalismo: Desempeñar el servicio de capellán de Gudari, enseñar euskera, escribir en periódicos vascos.
Muchas veces les hacían ver en el juicio que salvarían la vida si renunciaban a sus sentimientos e ideas nacionalistas-separatistas y adoptaban las de los represores.