Jesucristo nunca ha existido

10.00

Autor: Emilio Bossi
Idioma: Castellano
Editorial: Centre d'Estudis Llibertaris Federica Montseny
Colación: 268 Páginas
Procedencia: Badalona (Barcelona)

Sin existencias

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Publicada originalmente en italiano en 1900 bajo el título de «Gesú Cristo non é mai esistito», reaparece nuevamente (y no es la primera vez en nuestro catálogo) tradución al castellano de este libro publicada en Barcelona en 1920. Bossi fue abogado, jornalero, político, masón, anticlerical, carismático jefe de la extrema izquierda italiana de inspiración radical, miembro de la logia luganesa Il Dovere, libre pensador, ateo y luchó contra la casta clerical católica, apostólica y romana ( ICAR). Su libro «Gesú Cristo non é mai esistito» ha sido editado en diversas ocasiones por anarquistas y socialistas. El pensamiento de este beligerante escritor está en la línea de Lucrecio, Jean Meslier, Sabastien Faure, entre otros muchos. Formó parte de la corriente popular y anticlerical de inspiración positivista. «¿Tuvo la humanidad necesidad de Cristo durante todo el tiempo precristiano? En modo alguno: entonces, antes que él, vivieron las sociedades cultas y civiles; entonces se dieron altos ejemplos y excelentes costumbres de moral que el cristianismo no ha sobrepujado; […] entonces florecieron filósofos, poetas, artistas, hombres» de ciencia, juristas, que aún hoy sirven de modelo. Y sí por otra parte, existieron malas instituciones y costumbres inhumanas, éstas no fueron abolidas por el cristianismo, sino por la filosofía, en tanto el cristianismo agravaba los males que ésta no había podido destruir, añadiendo otros nuevos, como por no citar más qué los mayores, la lucha del alma contra el cuerpo y la persecución de los creyentes contra los no creyentes. Como antes del cristianismo en el porvenir no habrá necesidad del mito «Cristo» para hacer lo que está en la naturaleza humana; ejecutar. Cristo puede volverse definitivamente al cielo, del cual no debió jamás descender a esta tierra para con su nombre llenarla de ruinas y desventuras. Ninguna nostalgia, por parte nuestra, por este ídolo que se va, antes bien la alegría de un mal menos.»